Arrancamos el año con esperanzas renovadas de que el remezón causado por la pandemia uniría a la sociedad para encontrar soluciones estructurales a los problemas sociales y económicos más complejos que enfrenta nuestro país y la región. Lastimosamente, la polarización y exclusión se profundizaron. Frente a estos retos, el equipo de FARO no descansó para aportar con investigación, iniciativas en territorio, aportes a la política pública y promoción del diálogo.
Los 18 días de protestas nacionales del mes de junio profundizaron fracturas en nuestro país. Fracturas que tomarán tiempo sanar. Para poder lograrlo, es fundamental reconocer las enormes desigualdades que existen en el Ecuador, reconocer que el racismo y clasismo están presentes y que es necesario contar y usar mecanismos democráticos para canalizar las justas demandas ciudadanas.
Durante esos momentos duros que atravesó el país, desde FARO explicitamos nuestro compromiso por aportar al diálogo uniéndonos a voces de más de 300 organizaciones de la sociedad civil y universidades que proponían una vía para encontrar soluciones de manera pacífica.
Ese camino de construcción de una sociedad más justa pasa por apuntalar un sistema de educación de calidad. FARO ha implementado por más de 5 años el modelo innovador de transformación educativa de Comunidades de Aprendizaje. Este año marcó un hito importante ampliando su impacto a 1900 docentes, 50 000 estudiantes y sus familias en 45 instituciones educativas, generando capacidades y formación continua que permitan a toda la comunidad educativa la mejora de la convivencia y los aprendizajes.