Cristina Gomezjurado es arquitecta de la Universidad San Francisco de Quito y tiene maestría en Gestión Urbana para el Desarrollo, con especialización en desarrollo de suelo, del Institute for Housing and Urban Development Studies de la Universidad Erasmo de Rotterdam de los Países Bajos.
¿Cómo ocurrió que una imagen de una rana sonriente se convirtiera en un arma política? En un ecosistema donde YouTube reúne a 2.7 mil millones de usuarios al mes, Reddit atrae a 1.1 mil millones, y X mantiene cerca de 245 millones de cuentas activas diarias, cualquier broma puede darle la vuelta al planeta más rápido que una declaración oficial. Los algoritmos no evalúan los argumentos: solo cuentan los clics.
Cientos de “jugadores” anónimos entendieron hace tiempo que la plataforma recompensa lo que retiene la atención. En cuestión de horas, una comunidad coordinada puede posicionar un hashtag en tendencias, lanzar una ofensiva en los comentarios y distorsionar la agenda sin necesidad de ningún hackeo.
La industria del entretenimiento se convierte en una herramienta de influencia
Según Reuters, el mercado mundial de los videojuegos está valorado en $187.7 mil millones. Es comparable a los ingresos petroleros de un país pequeño. La Asociación Estadounidense de Editores señala una proporción casi equitativa: el 53 % de los jugadores se identifican como hombres, el 46 % como mujeres. Sin embargo, la nostalgia por “las buenas viejas LAN-parties” genera un código tóxico en el que las mujeres y los gamers no blancos encajan solo como excepción.
Algunos desarrolladores responden: “la plataforma no es más que un espejo de la sociedad”. Pero investigadores de la ADL reportan que el 76 % de los adultos jugadores ha experimentado agresión en línea. Los expertos están convencidos: sin reglas firmes, el espejo se convierte en uno deformado.
La libertad de expresión, según Silicon Valley, suena como “que decida el mercado de las ideas”. Pero según datos del medio Emarketer, Meta redujo su plantilla de moderadores. Esto disminuyó los errores, pero también redujo en casi un 50 % las eliminaciones preventivas de contenido. Defensores de derechos humanos recuerdan que la falta de supervisión beneficia a quienes saben “jugar” con los algoritmos.
Parece que la única industria que mantiene su neutralidad política es la del iGaming. En parte, por eso algunas personas eligen los juegos de azar virtuales en lugar de los videojuegos tradicionales. Así lo confirma también la estadística. Según este enlace con reseñas de casinos en línea, nuevas marcas aparecen en el mercado casi cada mes. Y este crecimiento tan activo no sería posible sin una fuerte respuesta de la comunidad.
Diferentes países, los mismos métodos
Los métodos probados en Estados Unidos fueron adoptados por políticos desde Matteo Salvini en Italia hasta Santiago Abascal en España. Los mismos memes repetitivos, campañas contra los derechos LGBT y flashmobs xenófobos migraron a chats locales de Telegram y a los feeds de noticias en TikTok. El contenido no necesita visado para cruzar fronteras, y la ironía tóxica se traduce sin pérdidas.
El énfasis en la estética “gamer” — mascotas con chalecos antibalas, referencias a Call of Duty — hace que las campañas nacionales sean visualmente homogéneas. Y mientras las leyes intentan alcanzar a las plataformas, sigue creciendo el número de países donde los “me gusta” se convierten en una palanca de presión.
¿Existen formas de protegerse de esto?
¿Estamos listos para confiar la democracia a los mismos algoritmos que eligen nuestros juegos y memes? Para ello, es importante seguir estas reglas:
- Verifica la fuente antes de compartir — incluso si la imagen es graciosa.
- Ajusta tu privacidad y desactiva la reproducción automática de videos políticos.
- Registra y envía denuncias sobre spam coordinado.
- Apoya a las ONG que monitorean el odio en línea.
- Exige a los diputados la implementación de normas tipo DSA sobre la transparencia de los algoritmos.
Por supuesto, esto requiere tiempo y esfuerzo. Puede no ser fácil en una época donde lo más importante parece ser la velocidad de acceso a la información. Por eso, distintas formas de manipulación en juegos y redes sociales, lamentablemente, seguirán demostrando su eficacia.