El sistema financiero y las tasas de interés: la importancia de un sistema financiero competitivo

Una de las herramientas de política monetaria y financiera, a cargo de la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera es la fijación de las tasas máximas de interés para las operaciones activas y pasivas del sistema financiero nacional. Un debate vigente, vinculado al ejercicio de esta norma, es la liberalización de las tasas de interés. ¿Qué conlleva la liberación de estas? Esto quiere decir que las entidades financieras definan la tasa a cobrar por un crédito a partir de la evaluación particular del cliente. En la práctica, excepto en el segmento de microcrédito, en el cual durante el actual Gobierno se hizo un único ajuste a la baja en 2018, las tasas de interés de los demás segmentos se han mantenido constantes.
La tasa de interés se conforma de varios elementos. De ellos, al menos tres (fondeo, costos operativos y margen financiero) dependen de la eficiencia y competencia del sector. En teoría, con mayor competencia, las tasas deberían reducirse. Los costos relacionados a los impuestos y la retención de liquidez dependen de las decisiones de política pública y los entes de control. Finalmente, el nivel de riesgos tiene dos aproximaciones: el riesgo particular, en función del historial crediticio del cliente; y el riesgo sistémico, en función de factores externos que incrementan los costos de acceso a recursos internacionales.
La potestad de estas decisiones está en la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera, y no directamente en el Gobierno. A pesar de ello, en la regulación vigente (el COMYF y la Constitución), la injerencia del Gobierno en la junta es directa, tanto por su conformación como por el ciclo de elección de los miembros. Uno de los retos institucionales más importantes de la próxima administración será la definición de los límites de esta relación.