Diversificación económica urgente: El conocimiento como base de la transformación

Está demostrado que existen grandes beneficios de tener una diversificación económica. Por ejemplo, una canasta de productos y servicios variados para exportar reduce los efectos macroeconómicos de la volatilidad de los precios de las materias primas. Asimismo, una mayor diversificación económica ayuda a la generación de nuevos trabajos con menor dependencia de los recursos naturales. Depender de una mayor variedad de exportaciones reduce los riesgos de una potencial reducción de la disponibilidad de recursos.
La sofisticación de estos productos ha disminuido en el tiempo y en relación con otros países. Se ha demostrado que existe una relación proporcional entre la complejidad económica de un país, su crecimiento económico y la inequidad de su sociedad. En el caso de Ecuador, su complejidad económica ha disminuido desde el boom petrolero, con una recuperación en la década de los 80 y una disminución considerable en los últimos años.
A nivel cantonal se puede apreciar una disminución en la diversidad de actividades económicas de, por ejemplo, Quito y Guayaquil, y un aumento en los casos de Ambato, Santo Domingo y Loja. Esto significa que algunas actividades productivas han dejado de existir en algunos cantones, mientras que nuevas actividades productivas han aparecido en otros. Sin embargo, se puede observar que tanto Quito como Guayaquil conservan su potencial de realizar actividades productivas más complejas, en comparación con otros cantones del Ecuador.
En otras palabras, el país necesita el conocimiento para desarrollar tecnología y generar nuevos productos de comercialización. Esta realidad ha vivido Ecuador en las últimas décadas; de no ser superada, continuará siendo un consumidor neto que únicamente gasta las rentas de sus recursos naturales.